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Opinión

¿Solidaridad o cargos de conciencia?

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Por: Norman Mesa Lopera.

Me gustaría más que fuera la segunda. Con esta pandemia del coronavirus, se vino una camada de iniciativas para mostrar solidaridad. Ahora les dio a muchísimos funcionarios públicos, especialmente aquellos elegidos por voto popular, por ofrecer su salario como aporte, con el gran equívoco de publicitarlo por todos los medios. Está bien: el dinero termina sirviendo para lo mismo, tenga o no la bendición celestial, pero nada más cierto que “el que da y publica, no hace misericordia sino promoción de su nombre”. Vale: lo que se entregue en nombre del gobierno, cualquiera sea el nivel hay que cacaraquearlo, pues ello proviene de recursos públicos, y hacerlo ayuda a la transparencia, pero quien lo haga a título personal, mientras más de agache pase, mayor mérito tiene.

Se escuchan intenciones de que los congresistas aporten determinado porcentaje de su salario, y hay quienes se atrevieron a hacer cálculos de a cuántas familias podrían beneficiar si se les entregan 160 mil pesos, que sería el cociente de dividir lo que arroje el aporte “generoso” de los padres de la patria en conjunto,   entre esa cifra en pesos, que parece ser la estipulada por el gobierno para asistir a aquellas familias cuyos ingresos provienen regularmente de la actividad independiente e informal. Nada más indigno que eso, pues la sociedad colombiana en su mayoría sabe que los salarios de los parlamentarios hace mucho rato están desaforados, no se compadecen para nada con el producido de cada uno en particular, y mucho menos lo que le entrega esa rama del poder público.

De una manera un poco caricaturesca y coloquial, me hace saber una fuente creíble que, para pagarle a un parlamentario por sus servicios, habría que reunir a 37 mensajeros afiliados con todas las de la ley a una empresa con 1 salario mínimo mensual legal vigente, y pedirle que donen todo su pago. Hagan la proyección entonces para 279 congresistas. ¿No es eso una sinverguenzada? ¡Ah…! y como que, en América Latina, después de Brasil, nuestro congreso es el segundo mejor compensado en sueldos. ¿Será que somos la segunda mejor economía de la región?

Bueno, con lo anterior quisiera significar que ninguna gracia tiene que devuelvan al pueblo una partecita de lo que están recibiendo de él, de manera inmerecida. Más bien, por qué no se ponen serios y ya que se las saben todas para hacer leyes a su amaño y medida, miren a ver cómo llegan a salarios más moderados, que realmente se compadezcan son su tarea y el afán que le pongan al trabajo, y de paso le quiten ese peso al pueblo de cargar sobre sus hombros con sueldos y prebendas exorbitantes que hace rato le resultan como un insulto.

Punto dos, como diría Wbeimar Muñoz Ceballos:

Viendo al Presidente Iván Duque todos los días en televisión informando sobre el manejo a la crisis sanitaria, estoy hoy más convencido, que nunca me equivoqué, y que no se equivocaron los 10 millones 300 mil colombianos que lo preferimos hace dos años para que nos liderara. A la par, debo destacar también el liderazgo y verraquera de Claudia López en Bogotá. ¡Qué mujer pa´ si tiene pantalones! Tampoco allá se equivocaron, y ella que no es santo de mi devoción, merece que me le quite el sombrero.  Feo lo del alcalde de Popayán por no observar rigurosamente el protocolo establecido para el manejo de la crisis, y preocupante lo que pasó en Bello: la concurrencia masiva al sepelio de una persona que falleció en una cárcel y con prontuario delictivo incorporado. ¿Se desbordó la capacidad de reacción de la policía para ese control? Eso fue grave…y cuantas veces se repita será más grave aún.

No puedo pasar por alto el manejo acertado que el alcalde Entrerríos mi pueblo, Weimar Villa Tobón le está dando a la cuarentena. El hombre tiene claro el concepto de autoridad, en su mejor combinación con liderazgo. Ahora le doy la razón al que escribió que “los pueblos serán felices cuando sus gobernantes sean prudentes y honestos”

Seguimos en cuarentena….

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