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Historia de vida de Francisco Mena.

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Historia de vida de Francisco Mena.

El fútbol como catalizador de identidad y formación de valores.

Desde hace cuatro décadas Francisco Mena se convirtió en líder deportivo en Quibdó, Chocó. Con su escuela de fútbol Estrellas del Futuro ha ayudado a que niños, jóvenes y familias enteras vean este deporte como una oportunidad de vida más allá de las posibilidades económicas. “No formamos jugadores de fútbol, nosotros formamos personas”, dice con orgullo este hombre de 62 años.

El bagaje de la vida le ha enseñado a Francisco Mena, de 62 años, que hay que actuar, pero no forzar. Por eso, el juego es el arma más poderosa que usa para que un niño se enamore del fútbol.

“Con los niños que trabajo trato de no meterles tanta presión para que practiquen fútbol porque ellos quieren jugar. Tampoco les doy una única posición – defensa, árbitro o delantero – porque es necesario que ellos exploren el terreno”, dice este hombre, oriundo de Quibdó, que desde hace cuatro décadas se gana la vida como entrenador de este deporte.

Para entender la importancia de sus palabras, hay que saber que desde hace más de cuatro décadas se dedica a formar a los más pequeños de su escuela de fútbol Estrellas del Futuro, a los niños de las categorías “Baby”, nacidos en 2018, 2019 y 2020.

Por esta escuela, que tiene una pequeña sede en el estadio La Normal y hace uso de la cancha Chipi Chipi para los entrenamientos, se han formado alrededor de 4.000 niños de todo el Chocó, según las cuentas de Francisco Mena, algunos de los cuales han llegado a jugar fútbol profesionalmente, mientras que otros han optado por el estudio universitario.

En el segundo semestre de 2024 unos 120 niños se benefician de los entrenamientos deportivos. Cada generación de estudiantes tiene sus propios desafíos, pero la dificultad más grande que tiene con el grupo actual, dice Mena, es que “un día todos quieren jugar de porteros, por ejemplo, y al otro día no. Los padres de familia también ejercen presión y a veces quieren que sus hijos jueguen en una única posición, pero estos niños que tienen entre 4 y 5 años están muy pequeños para no dejarlos aprender, probar y jugar”.

Esta experiencia que le ha dado los estudios en ciencias sociales, administración deportiva y la cancha, la corroboró este año cuando se capacitó en los Campamentos de Fútbol Bancolombia que se llevaron a cabo en Quibdó. Hoy por hoy siente más confianza al decirle a un padre de familia que no debe presionar a un niño para que experimente sus talentos.

“Si no es buen portero, el día que le hagan 2 o 3 goles el mismo niño va a querer cambiar de posición. Eso lo viví con mi hijo menor, Manuel Mena. Él me peleaba porque quería ser portero y siempre me pedía buzos y guantes, pero hoy juega como volante y carrillero”.

Francisco tiene tres hijos: Carlos Mario de 44 años, Francis Alejando de 36 años y Manuel Ronaldo de 20 años. Todos vieron el trabajo de su padre como un ejemplo a seguir y todos, en las vacaciones estudiantiles, trabajaron en Estrellas del Futuro.

Al crecer, apostaron por el deporte como una opción para ganarse la vida, pero también como una herramienta para ser mejores personas gracias a la disciplina, la empatía o la tolerancia. Sin embargo, como saben que el tiempo para un deportista profesional es limitado, también siguieron el camino universitario.

Carlos Mario se graduó como licenciado en educación física del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid de Medellín, ciudad donde practica el fisicoculturismo y trabaja como profesor de aeróbicos.

Su otro hijo, Francis, entrenó en el club Caterpillar Motor y Millonarios y cursó hasta noveno semestre de ingeniería de sistemas en la Universidad Católica. Sin embargo, desde un año y medio vive en Estados Unidos y estudia ciencias aplicadas a la actividad física y al deporte en la Universidad de Georgetown, Washington D. C.

Actualmente, para sostenerse económicamente, este joven ejerce como árbitro en partidos de baloncesto y hace un par de meses debutó en los campamentos de verano con el PSG y el Liverpool, donde pone en práctica lo que aprendió en Estrellas del Futuro, la escuela de su padre.

“Primero se desempeñó como ayudante de los profesores que de Europa llevaron a Estados Unidos el PSG y el Liverpool, y posteriormente fue el coordinador del proyecto… como dicen, hijo de tigre sale pintado”, expresa con orgullo Mena de su hijo Francis.

Y su hijo menor, Manuel, desde hace un par de meses estudia periodismo en Estados Unidos y tiene la esperanza de que lo convoquen a un equipo profesional de la liga de Canadá y Estados Unidos, la MLS.

Francisco sabe que su ejemplo es vital para poder trabajar con los niños y mantenerlos siempre motivados, y eso fue justamente lo que les transmitió a sus hijos, quienes prefirieron labrar su futuro en el exterior para no depender de la suerte ante las escasas oportunidades de lograr el profesionalismo futbolístico. No obstante, él también se siente orgulloso por seguir trabajando y aportando en este campo, desde hace 40 años, en el Chocó.

Más de cuatro décadas como entrenador

Desde sus ocho años, Francisco Mena practicaba el baloncesto, el voleibol y el fútbol. En ese entonces vivía en el barrio Cristo Rey, donde estaban la mayoría de las canchas deportivas de Quibdó.

A la edad de 10 u 11 años, el profesor Jorge Enrique Perea Cuesta, más conocido como ‘Chucho Perea’, lo convocó como jugador en el equipo infantil de fútbol y al ver su talento, le dio la oportunidad de ser su asistente durante los entrenamientos y fue ahí donde aprendió todo sobre la importancia del entrenador y formador.

Francisco Mena continuó practicando fútbol profesional e, inclusive, hizo parte de la Selección del Chocó de 1977; pero a los 19 años cambió el rumbo de su vida porque una lesión lo alejó de las canchas profesionales.

Cuando no pudo jugar más, sacó ventaja de su grado como licenciado de ciencias sociales y decidió aprender formalmente a enseñar fútbol. Aprovechó los cursos y capacitaciones disponibles en Quibdó, también en Cali y Medellín. Pero no fue hasta que trabajó en el Instituto Distrital de Recreación y Deporte – IDRD – de Bogotá que se inspiró para fundar la escuela de formación deportiva Estrellas del Futuro.

En este momento de la vida, el amor jugó un papel importante porque con la señora Asunción Córdoba formaron un equipo de fútbol y, con el pretexto de recoger o llevar los balones, Francisco no perdía oportunidad de ver a Ana Modesta Ríos, la sobrina de Asunción que luego se convirtió en su esposa.

Cuando la escuela fue tomando forma invitó a participar a su gran amigo de infancia Plinio Hurtado Ríos, a su Gerardina ‘Golo’ Palacios, y desde entonces los cuatro han liderado este proyecto que se enfoca en las categorías Baby, Iniciación, Sub10, Sub12 y Sub14.

“De lo más chiquitos me encargo yo. Es difícil, pero es muy satisfactorio ver cuando un niño hace caso, cuando aprenden los conceptos como borde interno o borde externo. Cada uno lleva su ritmo y en estos procesos de aprendizajes no sólo nos dedicamos al fútbol, sino también a los valores”, sostiene.

Como líder deportivo, Francisco Mena aprendió hace años que Quibdó y Chocó no necesitan jugadores de fútbol, sino personas capaces de salir adelante por sí mismas y que, de paso, ayuden a construir más y mejores posibilidades para las siguientes generaciones.

En sus prácticas deportivas hay espacio para la oración y cada semana un valor como el respeto, el compañerismo, la solidaridad o la tolerancia son protagonistas de la jornada.

“Un jugador de Estrellas del Futuro no tira basura al piso porque como dice nuestro eslogan, nosotros no formamos jugadores de fútbol, nosotros formamos personas y la mayoría de los jugadores que han pasado por nuestra escuela son de poca parranda, poco cigarrillo y están laboralmente bien ubicados”, añade este entrenador que todas las mañanas de la semana, además de dedicarse a su escuela, se desempeña como profesor de educación física de la institución educativa Manuel Agustín Santacoloma Villa.

Con Estrellas del Futuro trabaja los martes y jueves de 2:00 p.m. a 4:00 p.m. y los sábados y domingos a partir de las 8:00 a.m., horarios en los que pueden usar la cancha Chipi Chipi, ya que es la única que hay en este sector de Quibdó.

Como no hay mejor forma de enseñanza que el ejemplo, la cara de Francisco se ilumina cuando comenta que lo satisface entrenar los fines de semana en la mañana, a pesar de que eso signifique el sacrificio de la fiesta nocturna. “Nosotros somos bastantes rumberos, pero prefiero ir de fiesta el domingo en la tarde”, comenta.

No duda seguir los pasos del entrenador de su infancia ‘Chucho Perea’, en apoyar los campamentos juveniles de Quibdó y participar en los proyectos “Construir Jugando” de la Selección Colombia y en las actividades de Tiempo de Juego, fundación de Andrés Wiesner reconocida por implementar la metodología fútbol por la paz. Sabe que siempre hay algo nuevo que aprender y por eso este 2024 destinó parte de su tiempo a los Campamentos de Fútbol Bancolombia, para profundizar en la formación de valores a través del fútbol.

Francisco fue uno de los 40 entrenadores y formadores que, en calidad de estudiantes de estos campamentos, aprendió la necesidad de llevar una bitácora escrita sobre las clases y el desarrollo de cada niño, entre otras cosas. También, tuvo la posibilidad de colaborar en la organización ya que, al ser un líder deportivo del Chocó, se le facilitó conseguir el aula máxima de la Institución Educativa Integrado Carrasquilla Industrial, pues reconoce que estos en espacios en la región y el fútbol le sirve a la juventud para su formación en valores, habilidades para la vida y para solucionar situaciones económicas.

“Sé que el Chocó tiene muchas falencias y por eso tengo apego a la región, a la comunidad. Me gusta estar generando actividades para que los niños tengan más oportunidades. Las familias chocoanas tienen esperanza en el fútbol y a través de las escuelas deportivas podemos aportar conocimiento del deporte, pero también distracción que permite hacer buen uso del tiempo libre”, concluye Mena.

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