Pese a las labores de limpieza manual que se vienen adelantando, éstas no son suficientes, y urge redoblar los esfuerzos para salvar los nidos de las tortugas caná (Dermochelys coreacea).
Más de 60 nidos de tortugas están en riesgo debido a esta emergencia. De ahí el llamado al Ministerio de Ambiente y las organizaciones encargadas de la protección de los ecosistemas marinos para que hagan presencia con recursos.
A mediados de abril, cientos de toneladas de sargazo, (macroalga marina parda del género Sargassum), comenzaron a llegar a las costas del municipio de Acandí, un hecho sin precedentes según habitantes del municipio chocoano. “Yo jamás he visto en un año tanto sargazo como llegó este año. Desde que estoy viviendo en Playona, y menos en el mes de abril”, afirmó Feliciano Chaverra Ibáñez, coordinador de la estación de monitoreo de tortugas en el Santuario de Fauna Acandí, Playón y Playona.
Esta situación ha motivado que miembros de los tres consejos comunitarios de Acandí, Cocomanorte, Cocomaseco y Cocomasur, de la mano con Codechocó, Gobernación del Chocó, la Alcaldía de Acandí y el acompañamiento de Parques Nacionales Naturales a realizar esfuerzos conjuntos para mitigar el impacto negativo de esta emergencia ambiental provocada por las algas. Este fenómeno no solo amenaza el ciclo vital de las tortugas caná que entre febrero y junio llegan a desovar a las playas de Acandí, sino que también representa un riesgo para la salud humana y afecta la actividad turística, el principal sector de la economía local.
“Las playas de anidación del área protegida, la Playona y Chilingos se encuentran cubiertas por sargazo con un ancho promedio de 10 metros (mínimo de 5 m y máximo de 30 m) y una altura promedio de 0.5 m, con máximos hasta de 1 metro”, revela el informe suministrado por el equipo de monitoreo del Consejo Comunitario de Cocomasur.
Lo preocupante de esta situación, que se ha intensificado a partir del 16 de abril, es que la acumulación de sargazo en las orillas dificulta el acceso de las tortugas marinas a las playas para anidar, al formar una barrera física que les impide llegar.
Además, los 66 nidos monitoreados en febrero (20 en playa Chilingos y 46 en Playona) están próximos a eclosionar. Sin embargo, la invasión de sargazo representa una amenaza grave para las crías: primero porque una gruesa capa de algas impide que los neonatos emerjan de la arena hacia el mar; y segundo, porque incluso si logran salir del nido y no hay sargazo en la superficie, se encuentran con una pared de algas que les bloquea el paso hacia el océano, según se señala en el informe suministrado por Cocomasur.
En la playa de Playona se ha evidenciado la pérdida de nidadas debido a que algunas tortugas imposibilitadas por el sargazo para alcanzar la zona media de la playa, se vieron obligadas a desovar en la zona de lavado, donde los nidos fueron socavados por las olas y arrastrados por el mar, perdiéndose por completo.
A pesar de estas condiciones adversas, es importante destacar la labor y el compromiso del equipo de monitoreo comunitario de las tortugas caná, que hasta la fecha ha logrado trasladar “cerca de 105 nidos a los viveros de la estación de monitoreo de tortugas”. En estos espacios miembros de la comunidad se encargan de vigilar y garantizar condiciones ambientales óptimas para favorecer una alta tasa de eclosión.
Sin embargo, la presencia masiva del sargazo en las playas ha afectado el desarrollo normal de las labores de monitoreo comunitario, dificultando tareas esenciales como el censo de huellas, el acompañamiento a las tortugas durante el desove, y traslado de nidos a los viveros.
“las tortugas no están arribando donde se ha acumulado el sargazo, buscan otras playas para anidar. Aún no contamos con datos precisos sobre la afectación, pero es muy probable que esta temporada se registre una disminución en el número de nidos, o incluso la pérdida de nidadas ubicadas en zona de lavado que no fue posible trasladar” revelaron fuentes de Cocomasur.
Pese a la preocupación que genera esta situación en Acandí, los consejos comunitarios, la administración municipal, Parques Nacionales Naturales y la comunidad en general continúan aunando esfuerzos para atender la emergencia mediante jornadas de limpieza y retiro del sargazo tanto del mar como de las playas.
Al mismo tiempo, hacen un llamado urgente al Ministerio de Ambiente y a las entidades responsables de la protección de los ecosistemas marino costeros en el país, para que agilicen la firma de acuerdos y convenios que garanticen la llegada oportuna de recursos destinados a la investigación comunitaria y a la atención de emergencias como la actual. Estos recursos son fundamentales para mitigar los impactos negativos sobre el ambiente, la salud pública y la economía local.
¿Qué es el sargazo? El sargazo (Sargassum spp.) es una macroalga marrón flotante que proporciona alimento, protección y hábitat a diversas especies marinas. Aunque cumple un rol crucial en el mantenimiento de la salud y biodiversidad del ecosistema oceánico, puede convertirse en un problema cuando grandes acumulaciones de esta alga son arrastradas hacia la costa por vientos y corrientes, afectando negativamente los ecosistemas costeros.
El aumento del sargazo en las playas del Caribe ha sido impulsado por varios factores interrelacionados, como el cambio climático, el aumento de la temperatura del agua y la contaminación por nutrientes. Estos elementos favorecen su proliferación y ha llevado a su aumento en las últimas décadas. Las corrientes marinas han desplazado grandes cantidades de esta alga hacia las costas caribeñas, lo que genera graves impactos en los ecosistemas costeros y en las comunidades locales.
Los eventos de acumulación de sargazo ocurren cuando grandes masas de esta alga son arrastradas hacia la costa por vientos y corrientes. Estas floraciones pueden impactar negativamente los ecosistemas marinos, el turismo y la salud pública. Además, el sargazo contiene metales pesados, contaminantes y basura marina, y cuando se descompone en la playa, emite sulfuro de hidrógeno, un gas que causa irritación respiratoria.