Por: Jesús Arnelio Serna Lloreda
Columnista Invitado.
Colombia está cumpliendo más de 200 años de ser una República independiente y Democrática y nunca había tenido un Congreso tan indiferente y traicionero como el pueblo que lo eligió como este. Ni un gobierno tan progresista, solidario y democrático como el actual.
Desde que el gobierno le presento al pueblo el paquete de reforma, con las que trabajaría su gobierno, le cayó un cataclismo de críticas, por parte de la oligarquía la oposición y el mismo congreso, que no han cesado en sus bélicas y malévolas pretensiones de descalificarlo a un con todo lo que se ha hecho por Colombia, en reconocerle al pueblo sus derechos que ningún gobierno se los había reconocido.
Este reconocimiento a generado una dura controversia entre dos fuerzas antagónicas, mientras que la una defiende los derechos del pueblo, la otra se declara en abierta oposición negándole todas las garantías sociales.
El congreso de Colombia hoy está dominado por unos pocos congresistas que son unos viles serviles dominados por un clan a quien todo le tienen que obedecer. El hundimiento de las reformas del gobierno colmo de alegría y satisfacción a muchos que de contentos gritaban y saltaban por que habían triunfado en sus macabras y ridículas decisiones hundiendo la reforma del gobierno.
Este clan que hundió la reforma del gobierno fue comandado por el presidente del Senado de Colombia el señor EFRAIN CEPEDA.
En su acto de posesión como presidente del Congreso, expreso que las reformas del gobierno es conveniente tramitarlas con serenidad y espirito constructivo, pensando en Colombia, en sus necesidades y que con la salud no se juega, porque los experimentos en esa materia se pagan con la vida humana y que ese es un costo que de ninguna manera piensa asumir el congreso, y que para la salud no hay fórmula mágica ni verdad absoluta.
Dijo también que si hay algo que necesita tranquilidad y aprobación urgente es la salud y que él no será sepulturero de la reforma democrática del gobierno y mucho menos la de la aprobación de la salud.
También dijo que su administración será progresista y democrática, no retrograda ni arcaica, que su gobierno será totalmente trasparente que sirva de ejemplo para las futuras generaciones que son las que sucederán en la posteridad del tiempo.
Todo este discurso, no fue más que una falacia traicionera con la cual engaño al pueblo.
La política no es de odio ni de rencor de unos contra otros. La política es de servicio y eso es lo que está haciendo este gobierno, dándole al pueblo que otros gobiernos le han negado.
El pueblo ya sabe cuántos y cuáles fueron los congresistas que hundieron las reformas a esos el pueblo tendrá que castigarlos en las próximas elecciones hoy que tiene el poder en sus manos.
Pero nunca es tarde para enmendar los errores del pasado ni de arrepentirse de haberlo cometido.
¡El pueblo es superior a sus diligentes!