Cerca de 500 personas que permanecían en el ala norte del Parque Nacional salieron la noche del lunes.
Tal como lo anunció el Distrito hace unas semanas, la noche de este lunes 8 de septiembre salió el primer grupo de retorno de la comunidad Embera hacia sus resguardos de origen, ubicados en los departamentos de Chocó y Risaralda.
Pasadas las 7:00 p.m., 16 buses llegaron al Parque Nacional para iniciar el embarque de cerca de 500 personas que, desde hace aproximadamente ocho meses, dormían en un campamento improvisado en el ala norte del parque. De esas 500 personas, cerca de la mitad eran niños, niñas y adolescentes.
“Acaban de salir los 16 buses del retorno. Hemos trabajado todo el día protegiendo a los niños, manteniéndolos en un lugar seguro y asegurándonos de que los núcleos familiares viajaran completos, sin que se confundiera ningún menor entre los buses. También activamos las rutas de las comisarías mediante traslado administrativo: teníamos 45 casos por violencia en contexto familiar, 10 de los cuales involucraban a menores de edad. Los casos en Fiscalía por maltrato infantil siguen abiertos, y continuamos trabajando con el ICBF para garantizar que los menores que salgan esta semana vean cumplidos sus derechos”, señaló el secretario de Integración Social, Roberto Angulo.
El arribo.
Para los viajes de regreso, Bogotá asumió el transporte de las familias hasta el municipio de Pueblo Rico, en Risaralda. Allí se les entregarán las primeras raciones de alimento, las primeras transferencias monetarias y se realizarán los trámites para transferir los cupos de las IPS, con el fin de asegurar la prestación del servicio de salud. También se gestionarán los cupos escolares para niños, niñas y adolescentes, teniendo en cuenta que cerca del 65 % de los menores que estudiaban en la ciudad retornarán.
Cabe recordar que el retorno masivo consta de tres momentos de traslado que se realizarán, escalonadamente, esta semana. Tras la salida de más de 500 personas que estaban en el Parque Nacional el lunes, el miércoles 10 de septiembre regresarán más de 500 personas, que se encuentran en la UPI La Rioja, y el jueves 11 de septiembre se estima que otras 500 personas, que residen en la UPI La Florida regresen a sus territorios: los resguardos Gitó Dokabú, Unificado Chamí y Tahami del Alto Andágueda.
Por otro lado, cerca de 170 personas expresaron su deseo de quedarse en Bogotá. Para ellos, el Distrito activó una ruta de integración local que plantea:
1. Verificación de voluntariedad.
2. Articulación interinstitucional para el acceso a la oferta social del Distrito con enfoque étnico para las personas en condición de vulnerabilidad.
3. Construcción conjunta de un Plan de Acompañamiento a la Integración Local, que busca generar medidas diferenciadas para facilitar la reconstrucción de sus proyectos de vida. Este contiene seis ejes: socioeconómico, político organizativo, salud psicosocial y espiritual, educación e interculturalidad, prevención, protección, y sociocultural.
4. Corresponsabilidad: desde la Consejería, se ha sido enfático en que iniciar la Ruta de Integración Local implican un acuerdo de corresponsabilidad y acatar las normas de ciudad.
Además, un grupo de otras 300 personas señaló su deseo de reubicarse en otros territorios distintos a sus sitios de origen, durante esa etapa transitoria el Distrito brindará medidas de habitabilidad que no se especificaron.
Así las cosas, tras el primer viaje de retorno que emprendió la comunidad Embera, el Distrito empezó con el proceso de limpieza y rehabilitación del costado norte del Parque Nacional para habilitar el paso normal de la ciudadanía en los próximos días.
El retorno de la comunidad representa un nuevo intento por restablecer sus proyectos de vida en los territorios que dejaron por causa del conflicto y la vulneración de derechos. Mientras algunos emprenden el viaje de regreso con esperanza, otros optan por quedarse en la ciudad o buscar alternativas distintas, evidenciando que el desplazamiento forzado deja secuelas profundas y desafíos que van más allá del traslado físico.
El éxito de este proceso, como se ha dicho desde el inicio del proceso, dependerá no solo de la logística del viaje, sino de la capacidad institucional para garantizar condiciones de vida dignas y seguras, tanto en los territorios de origen como en las ciudades que los reciben.
Información de cortesía – El Espectador.