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¡URGENTE! De Nuevo La Educación Cívica.
Este artículo es una modesta contribución no solo a la paz; esta tiene un aporte a la decencia, a las buenas maneras, al comportamiento social reglado, pero sin castigo estatal. La sociedad humana en el transito de un periodo a otro, y en cualquier lugar, ha sido marcada por tendencias que de momento no muestran […]
Este artículo es una modesta contribución no solo a la paz; esta tiene un aporte a la decencia, a las buenas maneras, al comportamiento social reglado, pero sin castigo estatal.
La sociedad humana en el transito de un periodo a otro, y en cualquier lugar, ha sido marcada por tendencias que de momento no muestran con claridad sus características esenciales; pero con el paso del tiempo estas quedan al descubierto y en esa oportunidad comenzamos a evaluar que valores se perdieron y cuales se conquistaron: soy,ciertamente de la generación del 50. Poco interesa saber exactamente el año del vital acontecimiento, y creo que aunque estuvimos privados de muchos adelantos tecnológicos estuvimos los colombianos y particularmente los chocoanos caracterizados por una educación desde el hogar, desde la escuela y desde la calle (sociedad civil) que privilegiaba el respeto, la obediencia, la honestidad, la pulcritud y el inconmensurable propósito de vivir en paz con Dios, con nuestra conciencia y con los demás.
En ese contexto, la educación cívica, era un asignatura tan importante como cualquiera otra, tanto con esa se podía perder el año, como se decía entonces. Nos enseñaban a respetar a los mayores, a querer a los padres, a respetar los símbolos patrios: escudo, bandera y el himno nacional y rendirles homenaje de gratitud; a querer el territorio, a proteger a los mayores y a los menores, pedir permiso a no coger lo ajeno, a querer a los vecinos, a sentir a su el pueblito, el departamento y a su país. Era tanto el amor por la convivencia que nos enseñaban a decirles tío y tía a personas que ni siquiera conocíamos, no por ser familiar si no por ser mayores.
Volver a los tiempos de la educación cívica en las escuelas es recuperar un valor positivo en la convivencia social, que no por viejo deja de ser útil; volvamos a saludar a todas las personas, conocidas y desconocidas, regresemos a las enseñanzas sencillas desde la niñez; como comportarse en la iglesia, en los lugares públicos, en las calles, en la mesa, en el restaurante, todo lo cual con el paso del tiempo se convertirá en habito y redundara en beneficio de la anhelada convivencia social y humana.
Esta cátedra podrá convertirse en el mejor antídoto para que la adolescencia y juventud tan cuestionada en los tiempos que corren logren una protección de los derechos fundamentales en su promoción y divulgación en concordancia con una bien entendida al libre desarrollo de la personalidad.
¡BIENVENIDA LA CÁTEDRA DE EDUCACIÓN CÍVICA!
Editorial Por: Rodrigo Córdoba Mena.