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Medios escritos: ¿no hay otra manera de sobrevivir?

Negros nubarrones empezamos a percibir los colombianos ávidos de información a través de medios escritos de gran reconocimiento a nivel nacional. Negros -digo- porque justo ahora que la información sin rigor ni contraste se esparce inescrupulosamente en las redes sociales, muchos la queremos precisa, objetiva, verdadera y responsable, y entonces estamos siendo notificados de que […]

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Negros nubarrones empezamos a percibir los colombianos ávidos de información a través de medios escritos de gran reconocimiento a nivel nacional. Negros -digo- porque justo ahora que la información sin rigor ni contraste se esparce inescrupulosamente en las redes sociales, muchos la queremos precisa, objetiva, verdadera y responsable, y entonces estamos siendo notificados de que para seguir gozando de esa dicha, tendremos que pagar. Sí, así de sencillo: El Espectador y Semana solo por citar dos muy emblemáticos medios están cobrando, y el efecto dominó no tardará en colocar a muchos otros en la misma dirección.

Creímos que con la migración a plataformas digitales, las áreas de mercadeo

de los medios escritos harían un derroche de inventiva y creatividad para que el negocio como tal siguiera en franco crecimiento, y entonces echarían mano de la publicidad para ese fin… no hubo tal, así que cobrar casi igual que cuando la información llegaba en papel, parece hasta ahora ser la solución.

El sentido común nos da para comprender que hacer investigaciones sobre temas que a la mayoría nos interesa, cuesta, como para producirlas y entregarlas masticaditas de manera gratuita. Los gomosos lectores de importantes medios valoramos ese esfuerzo, y bueno, tendremos que hacernos a la idea de que “el que quiera azul celeste que le cueste” frase popular de los latinos encuentra ahora un buen motivo para ser replicada. Ese tipo de periodismo -el investigativo- no creo encuentre recelo entre el público para pagarlo. Cosa bien distinta es que nos cobren por conocer la opinión de importantes o desconocidos columnistas. Es que para esos opinadores de oficio, encontrar público que se interese por conocer su punto de vista, ya es una ganancia. Al revés, deberían ser ellos los que pauten al medio escrito para que haga eco de sus pensamientos.

Valdría la pena pues que los medios interesados en recibir pago de sus lectores, pensaran un poco qué parte de sus contenidos exige de ellos un mayor sacrificio económico y logístico, y por esos sí, establecer tarifas.

Hoy, cuando pululan gracias al internet cualquier cantidad de periódicos y revistas ansiosos de ganarse un espacio de preferencia en la sociedad, no conviene a ningún medio, por centenario y posicionado que esté, restringir denodadamente el acceso masivo a sus páginas, pues la vida, a través de la historia, ha venido dando cátedra de que lo que ayer fue, hoy no lo es. No es premonición negativa…es realidad.

Piénsenlo…están a tiempo.

Columna de Norman Mesa Lopera

Cel. 3147685382
skipe:norman.mesa2

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